Esta pandemia tiene el potencial de dañar la salud mental de los niños en formas similares a lo observado en lugares donde los desastres naturales han golpeado duramente.
Pero las pandemias, que implican separación, aislamiento y cuarentena, pueden además tener consecuencias como la interrupción de habitudes positivas. La práctica de un deporte o el encuentro con amigos ayudan a las personas y comunidades a estar sanas y a funcionar bien, concluye investigación canadiense de la Universidad de Columbia Británica.
Por eso hay que actuar rápido, antes de que se deteriore la salud mental.
El estudio dirigido por Charlotte Waddell del Centro de Política de Salud Infantil indica que, dado que los problemas de salud mental pueden persistir, e incluso extenderse a la edad adulta si no son tratados, la ayuda que se les ofrezca a los niños y jóvenes hoy reducirá significativamente los costos sociales futuros.

En el informe también se constata que algunos niños y jóvenes pueden verse afectados de manera desproporcionada, particularmente los que tienen necesidades neurodiversas o afecciones de salud mental preexistentes, los jóvenes bajo atención del gobierno y aquellos con desventajas socioeconómicas o víctimas de racismo. (Foto: martin-dm / iStock)
Efectos de tsunami y desigualdades
Como nuestra generación no ha conocido otras pandemias, los datos sobre la salud mental de los niños durante otros desastres sanitarios y naturales constituyen la mejor evidencia disponible para responder al COVID-19, según los investigadores.
La investigación publicada este jueves, identifica los desafíos de salud mental que se puede esperar que los niños y jóvenes experimenten durante y después de la pandemia de COVID-19, incluyendo ansiedad, estrés postraumático, depresión y problemas de comportamiento.
La investigación también constata que el COVID-19 puede afectar en particular a las naciones indígenas, que sufren de manera desproporcionada los «daños relacionados con el colonialismo, como la vivienda insegura, la falta de acceso al agua potable y la extrema inseguridad alimentaria», condiciones que, según se reconoce en el informe, ponen en peligro la salud mental de los niños.
Según esta investigadora, la pandemia ha amplificado las desigualdades, lo que a su vez hace que los niños menos favorecidos corran un riesgo aún mayor de sufrir problemas de salud mental.
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Una investigación canadiense concluye que claramente, la salud de la comunidad y de la familia juega un papel importante en la salud mental de los niños y jóvenes. (Foto: Maria Symchych-Navrotska / iStock)
Padres e hijos, espejos y reflejos
Este estudio también incluyó datos cualitativos que pusieron de relieve aún más la angustia de los niños, y de sus padres, durante la pandemia.
Por ejemplo, una madre dijo: «La ansiedad de los niños ha sido lo más difícil… Un día mi hija dijo: ‘Mami, ¿te vas a morir?’ y eso fue absolutamente desgarrador».
Un padre, que también es un trabajador de la salud, señaló por su lado: «Ahora estoy trabajando 20 horas al día y aislándome, y alejándome de ellos, y usando una máscarilla cuando estamos cerca y no abrazados… No pueden meterse en la cama conmigo. Eso ha sido lo más duro.»
La edad de los niños y las actitudes de los padres con respecto a la pandemia pueden tener un efecto también.
Radio Canadá Internacional habló con Juan M. Méndez, un padre de familia quien, con su hija y esposa, tuvo que aislarse un total de 20 días. Uno de los tres fue declarado positivo al COVID. La persona contagiada tuvo que aislarse en un cuarto independiente por 10 días y toda la familia, los 20 días sin salir de casa.
Para este padre de familia, su pequeña de 4 años no tendrá secuelas del confinamiento. La investigación del Centro de Política de Salud Infantil concluyó también que en conjunto, las pruebas de investigación disponibles sugieren que la respuesta gubernamental a la pandemia de COVID-19 debe dar una alta prioridad a la salud mental de los niños. Las autoridades deben asegurarse de que los menores no experimenten adversidades adicionales evitables debido a la pandemia o a las medidas impuestas por la salud pública, añadieron los investigadores en el documento final.
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