Según las leyendas, Papa Noel, o Santa Claus trae los regalos de navidad, entre los que seguramente habrá aparatos electrónicos diseñados para no durar mucho tiempo. (Foto: iStock)

Un pedido a Papá Noel: que traiga regalos más duraderos y fáciles de reparar

Es en la Nochebuena  del 24 de diciembre, o en la mañana del 25 que los que celebran la Navidad encontrarán como regalo bajo el árbol navideño algún nuevo dispositivo electrónico.

Otros esperarán las supuestas rebajas en las ventas durante el llamado Boxing Day, una de las fechas de mayor consumismo en América del Norte.

Pasado el primer encanto los nuevos dispositivos de alta tecnología como las computadoras o los teléfonos inteligentes, ocurre que en poco tiempo ya no funcionan tan bien, a veces debido a la llamada «obsolescencia planificada», lo que hace que dentro de un año o dos hay que comprar otro artefacto, lo que es un buen negocio para compañías como Apple, Samsung o Dell.

Ante esta situación, los defensores del medioambiente dicen que no sólo es posible para los fabricantes hacer dispositivos más duraderos y fáciles de reparar, sino que hacerlo es algo necesario en un planeta Tierra con recursos limitados y con volúmenes de consumo que sobrepasan lo que el planeta puede producir de manera sostenible.

Rolf Skar, administrador de proyectos especiales de la organización medioambientalista Greenpeace en Estados Unidos, dice que la gente entiende que está como atrapada en una especie de fraude tecnológico con teléfonos, televisores y computadoras que no están hechos para durar por mucho tiempo.

La fabricación de teléfonos celulares tiene consecuencias sociales y medioambientales. (Kiichiro Sato / The Associated Press)


«Parte de esta situación se debe al desarrollo de mejores tecnologías, pero no se puede negar que parte de eso está planeando para venderte otro teléfono en un año y medio».

Rolf Skar, Greenpeace.


La corta vida de muchos productos electrónicos tiene un alto costo ambiental. Los dispositivos, así como las aplicaciones y servicios de transmisión de videos en tiempo real, utilizan mucha energía. Este es un problema que compañías como Google y Apple han tratado de resolver invirtiendo en energía verde.

Sin embargo, entre el 85 y el 95 por ciento de la huella de carbono de un teléfono inteligente proviene de la producción, según los investigadores de la Universidad McMaster de Hamilton. Eso se debe en parte a los insumos de energía que se utiliza para extraer el oro y las tierras raras que se usan para el funcionamiento de los dispositivos.

Colleen Thorpe, directora ejecutiva de Équiterre, una organización medioambiental canadiense centrada en la sostenibilidad dijo que “centramos gran parte de nuestra atención en el uso de la energía, pero no siempre ponemos atención al el uso de los materiales».

La extracción y el uso de los recursos de la Tierra a través de la explotación minera tiene un enorme impacto medioambiental, no son sólo las emisiones de carbono.

Según Thorpe, la explotación de los recursos naturales está causando un impacto en la biodiversidad, afectando los hábitats, devastando los paisajes y causando mucha contaminación.

Colleen Thorpe, directora ejecutiva de la organización medioambiental Équiterre. (Foto: Radio-Canada)

La minería tiene en algunos casos un impacto negativo en las comunidades locales. La extracción de algunos recursos naturales utilizados en los teléfonos inteligentes está vinculada a conflictos y abusos de los derechos humanos.

A esto se suma el hecho de que en poco tiempo estos dispositivos suelen terminar como residuos electrónicos potencialmente peligrosos. Según la ONU es un tipo de residuos de más rápido crecimiento en el mundo, con 53,6 millones de toneladas en 2019, un aumento del 21% en sólo cinco años. De ese total, sólo el 17,4% es reciclado formalmente.

Por todas estas razones, Thorpe dijo que es importante tratar de utilizar la menor cantidad de recursos posible, y que lo que se fabrique dure el mayor tiempo posible.

Una encuesta realizada por encargo de Équiterre en 2018, en la que participaron unos 2.200 canadienses, reveló que el 44% conservaba sus aparatos electrónicos durante menos de tres años y que el 61% los conservaba menos de cinco años. Una mayoría abrumadora de los encuestados pensaba que los electrodomésticos y los aparatos electrónicos estaban, en la mayoría o en algunos casos, diseñados para tener una vida útil corta.

Esa encuesta formaba parte de un estudio destinado a comprender mejor la obsolescencia de los productos electrónicos en Canadá.

Según Thorpe, en este momento el diseño y la comercialización de productos está orientada a hacer que la gente consuma más.

La mina a cielo abierto de Bayan Obo que contiene minerales de tierras raras, en Mongolia, China 16 de julio de 2011. La mayor parte de la huella de carbono de un teléfono inteligente proviene de su producción. (Foto: Reuters)

Un informe de Greenpeace USA de 2017 sobre productos electrónicos más ecológicos encontró que muchos teléfonos de alta gama en ese momento, como el LG G6 y el Samsung Galaxy 8 eran cada vez más frágiles. A esta frustración de los consumidores se suma el hecho de que los dispositivos a menudo no son reparables, o cuestan más arreglarlos que reemplazarlos.

Greenpeace descubrió que entre los 40 aparatos más vendidos, era difícil o imposible reemplazar las piezas que fallaban comúnmente, como la batería o la pantalla en casi el 70%.

También se observó una tendencia entre LG y Samsung a hacer que los teléfonos sean menos reparables; así como los esfuerzos de Apple y Sony por bloquear las normas ambientales que fomentan el diseño de dispositivos más fáciles de reparar, actualizar y desarmar para su reciclado. Por otro lado también se detectó que las tabletas y computadoras portátiles diseñadas por Microsoft a menudo requieren dañar el dispositivo para poder acceder a él para su reparación.

Según Greenpeace, que inició una campaña para que las grandes empresas de tecnología asuman la responsabilidad de las consecuencias medioambientales de sus actividades, tiene más sentido vender más cosas y no repararlas o actualizarlas. De esta manera estas compañías hacen más dinero.

Un árbol de Navidad en el aeropuerto de Pearson (Foto: ©JHVE/Photo iStock)

Otra realidad en el mundo de los productos electrónicos es que su obsolescencia está realmente planeada, según Greenpeace. Thorpe señala que esto es evidente cuando las compañías sacan un nuevo modelo de teléfono cada seis meses o cada año para empujar a los consumidores a comprar de nuevo otro aparato.

Acusaciones de obsolescencia planificada fueron parte de una reciente demanda colectiva contra Apple. La compañía aceptó en marzo pagar hasta 500 millones de dólares para resolver una demanda que denunciaba que las actualizaciones de su software, en lugar de mejorar el funcionamiento de los iPhones, más bien ralentizaban los modelos más antiguos en momentos en que la compañía estaba lanzando nuevos modelos, induciendo al público a creer erróneamente que sus teléfonos estaban cerca del final de su ciclo de vida y que debían ser reemplazados.

Según Greenpeace, muchos jugadores, incluidos los consumidores, contribuyen a la obsolescencia. Por ejemplo, es posible que los proveedores sólo puedan dar soporte a un número limitado de versiones de software o que tengan en inventario un número limitado de piezas de repuesto. O simplemente puede ocurrir que la tecnología o los estándares cambien significativamente.

Según organizaciones medioambientales, las empresas tecnológicas ponen una serie de obstáculos para impedir la reparación de sus productos a fin de que los usuarios tengan que comprar un nuevo aparato. Los defensores dicen que hacer que los dispositivos duren más tiempo es importante para reducir su impacto ambiental. (Foto: Ben Margot/The Associated Press)

Miquel Ballester, cofundador de Fairphone, una empresa social holandesa que vende teléfonos inteligentes diseñados para ser duraderos y más sostenibles, explicó que una manera de enfrentar esta situación es explicar a los consumidores por qué es bueno conservar un teléfono por cinco años.

Uno de los objetivos de su compañía es proporcionar formas de hacer las cosas de modo que puedan ser mejoradas. Para ello, Fairphone diseña sus teléfonos para que sean modulares y fácilmente reparables para hacerlos durar el mayor tiempo posible.

Otra propuesta es alentar a los gobiernos a establecer leyes que empujen a la industria a hacer cambios para que los teléfonos y otras tecnologías sean modulares.

La fabricación de dispositivos modulares ayuda a resolver el problema de la obsolescencia ocasionada por los avances tecnológicos. Este tipo de dispositivos modulares también son más reparables, ya que las piezas individuales están diseñadas para ser intercambiadas. Esto también permite su actualización, en lugar de tener que comprar todo el dispositivo.

Algunas compañías tecnológicas han sido acusadas de dificultar deliberadamente la reparación de sus dispositivos.

Una investigación del difusor público CBC en 2018 encontró que Apple a menudo sobrestimaba el costo de las reparaciones de sus productos y amenazaba a los talleres de terceros dispuestos a repararlos por menos. Apple argumentaba que sus clientes eran mejor atendidos por «expertos certificados que utilizan piezas genuinas».

La corta vida de los teléfonos inteligentes significa que muchos de ellos terminan rápidamente como residuos electrónicos potencialmente peligrosos, muchos de los cuales nunca se reciclan. (Foto: CBC / Geert Vanden Wijngaert/The Associated Press)

IFixit, una comunidad en internet que ayuda a la gente a reparar sus propios dispositivos, dice que los fabricantes a menudo impiden las reparaciones utilizando grandes cantidades de pegamento difícil de retirar, soldando los componentes principales entre sí. Los fabricantes también se niegan a vender piezas de repuesto y amenazan con anular la garantía si se abre el dispositivo, utilizando tornillos de propiedad.

Para contrarrestar esto, algunas jurisdicciones han implementado leyes que establecen el «derecho a la reparación» para ciertos productos.

Esas leyes obligan a los proveedores a mantener un inventario de piezas de repuesto. Por ejemplo, a partir de 2021 las nuevas normas de la Unión Europea exigen que los fabricantes de electrodomésticos suministren piezas de repuesto durante 10 años.

Países como Suecia ofrecen incentivos para las reparaciones, como ventajas impositivas que se aplican a algunas reparaciones de productos.

A partir de enero de 2021, Francia hará obligatorias etiquetas que clasifiquen la posibilidad de reparación en productos como teléfonos inteligentes y computadoras portátiles.

Équiterre también destaca que los gobiernos pueden dar el ejemplo cuando hacen sus propias compras, si toman en cuenta criterios como la vida útil del producto y la compra de productos reacondicionados.

Fairphone, una empresa social en los Países Bajos, diseña sus teléfonos para que sean modulares y fácilmente reparables en un esfuerzo por hacerlos durar el mayor tiempo posible. (Foto: CBC / Fairphone)

El que las empresas se beneficien empujando a los consumidores a actualizar sus dispositivos con antelación y a menudo es una de las grandes barreras para un consumo ecológicamente más responsable de esos productos electrónicos.

Équiterre sugirió que hay que eliminar las razones que empujan a comprar nuevos teléfonos, mediante el fomento de planes telefónicos que no incluyan la compra de un nuevo aparato o convirtiendo los puntos de fidelidad del cliente en ventajas que no impliquen la compra.

Thorpe dijo que los clientes definitivamente tienen un papel que jugar. «Tenemos que desarrollar nuevos reflejos para pensar antes de comprar, para consumir menos y consumir más sabiamente».

Ella añadió que si las empresas escuchan que sus clientes no quieren tener que comprar un nuevo teléfono cada dos años, ellas encontrarán una manera de hacer dinero sin tener que vender un nuevo teléfono. Y esto es algo beneficioso para el planeta.

Fuentes: CBC / E. Chung / Canadian Press / RCI

Categorías: Economía, Internacional, Internet, ciencias y tecnologías, Medioambiente y vida animal, Política
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