Miss Colombia, el más reciente álbum de la artista colombo-canadiense, salió al mercado en abril de 2020 y la crítica lo recibió con los brazos abiertos. Foto: Facebook / Lido Pimienta

Lido Pimienta: “mi compromiso es mi arte”

Abril de 2020 y Lido Pimienta sacaba su álbum, Miss Colombia. El mundo apenas digería la noticia de la COVID-19 y las canciones de este disco, grabado casi por completo en su estudio, en su casa, llegaron para quedarse. Entró en los mejores álbumes del año, de acuerdo con Billboard. Nada fue incluida en la playlist del año del presidente Barack Obama. Pero todos los conciertos, todas las presentaciones, se cancelaron. 

Esta colombiana y canadiense se preguntó entonces cómo iba a afrontar los meses por venir, la era de la pandemia. “¿Quejarme todos los días porque no voy a poder usar mis vestidos en el escenario o voy a aportar a mi comunidad?”. Y fue así  como uso más bien su tiempo para hacer campañas de recolección de fondos, en la que estuvo una para ayudar a las mujeres de las familias Wayuu, en La Guajira, Colombia, un pueblo donde por cierto está en estos momentos construyendo una casa. También en su país natal compró un terreno donde quiere establecer una residencia de arte. Colombia es para Lido el lugar donde puede hacer sus sueños realidad, porque “Canadá es costoso y muy burocrático”.

En la pandemia ha estado “viendo de qué manera puedo utilizar mi plataforma y todo el privilegio, que me ha costado mucho tener, pero que tengo y que no es para mí nada más”. Sobre los conciertos cancelados, Lido se reconforta: “si me querían oír el año pasado, también me van a querer oír este año”.

En entrevista con RCI la ganadora de dos premios Polaris dijo ser obsesiva con la limpieza, con el orden y con las listas, lo que le ayuda a llevar de buena manera su integral carrera artística que incluye, además de la música, las artes visuales, incluso en estos tiempos de COVID en los que la lección para ella ha sido agradecer. 

Lido Pimienta, nominada por primera vez al Grammy por Miss Colombia, responde largo y no teme poner los puntos en las íes cuando habla de algo que conoce bien, como es la industria musical. Cuando se le preguntó por qué creía que muchos artistas reconocidos mundialmente no eran identificados como canadienses, se refirió al ser “secretly Canadian”. “Muchos artistas viven así, como que ser canadiense es un secreto que tienes que tener, porque los canadienses son como el cliché de que solo juegan hockey y dicen eh?, y eso hace que a los canadienses no se les tome en serio en la industria. La gente se quedó en Celine Dion y Drake. La gente sabe que Justin Bieber es canadiense, pero si alguien lo escucha hoy no es obvio. Hay una necesidad de asimilarse con la cultura de Estados Unidos, donde sí se le mete plata a los artistas”.

Cuando habla de sus emociones por lo alcanzado hasta ahora, identifica su mayor logro como “haber llegado adonde he llegado sin tener que hacer todas esas cositas que la industria te pide”. 

 

Lido Pimienta presenta una propuesta cargada de música electrónica, con fuertes influencias de la música afrocaribeña e indígena. Foto: Daniela Murillo

-¿Cuántos años tienes ya en Canadá? ¿Cómo han sido estos años? ¿Cómo ha influido Canadá en tu música, en lo alterlatino

-Oficialmente, en Canadá son 13 años y pienso que no sé si se puede llamar una influencia en la música, pero de pronto una influencia en la manera en la que hago mi música, en la que me comunico. Canadá me ha enseñado a hacer una persona única, una persona individual. Sí, tengo una comunidad muy linda. Me siento apoyada en varias direcciones, pero en la raíz de las cosas y en lo que más importa, creo que se celebra mucho poder llevar un proyecto por ti misma. Que seas muy tú, muy auténtico, que mi trabajo y mi voz sea lo que se escuche. Esto lo aprendí aquí, cómo me bandeo, cómo me las arreglo. De no haberme mudado aquí creo que nunca lo hubiera podido aprender. 

-Interpretas lo que pasa en el mundo para plasmarlo en tu arte… ¿Qué has visto que puedas transformar en arte durante la pandemia?

-Algo que he visto mucho en mí es un crecimiento dentro de todo lo que tiene que ver con ser agradecida, con dar gracias, con levantarse cada día con ese sentimiento de sobreviví, viví, de que todo lo que ha pasado en mi vida para que me llevara a este momento, todo tenía que pasar, lo bueno, lo malo, lo regular, lo no tan bueno. Nosotros, como humanidad, no sé por qué, si son los medios o si es vivir en Norteamérica. No sé qué es. Pero tenemos como una obsesión con enfocarnos en lo malo y en lo que no tenemos. Entonces yo este año y con tantos planes que se  cancelaron, con tantas cosas que no se pudieron dar, igual vivo en agradecimiento, muy agradecida y sé que hay que darle tiempo al tiempo. Que si me querían oír el año pasado, pues este año también me van a querer oír. Que yo soy simplemente un grano más en la arena de la playa. No soy el agua, no soy la brisa y no soy el mar. Soy un elemento más y que hay cosas y gente y movimiento y personas a las que les están pasando cosas demasiado fuertes, demasiado reales, que no tienen nada que ver conmigo. Entonces yo vivo en ese sentir de agradecimiento y de saber que lo que es para uno, es para uno y lo que no, no lo es. Saqué ese álbum (Miss Colombia) y el mundo entró en pandemia y yo tenía que decidir qué iba a hacer: quejarme todos los días porque no me voy a poder mis vestidos en el escenario o voy a aportar a mi comunidad, así que usé mi tiempo e hice campañas para recaudar fondos, viendo de qué manera puedo utilizar mi plataforma y todo el privilegio que me ha costado mucho tener, pero que lo tengo y que no es para mí nada más. Entonces, eso, vivo agradecida. La lección es esa: agradecer.

Miss Colombia ha tenido un recibimiento increíble, incluso el presidente Barack Obama te incluyó en su playlist 2020 con la canción Nada. ¿Cómo te sientes?

-Muy feliz. Muy orgullosa. Me siento realizada. Como aquí llegué yo y de aquí no me va a sacar nadie. Pero más allá de eso, de las listas… me llegan videos de la gente bailando las canciones, la gente escribe cosas íntimas de cómo el álbum los ha ayudado a salir de un divorcio, a sobrellevar la muerte de su mamá. Son cosas muy íntimas y muy fuertes y yo digo: qué bueno que no me tocó comprometer ni mi visión, ni mi estética, ni mi sonido, ni mis letras. Obviamente estamos en una vibración en la que el mainstream de la música, diría yo, es lo opuesto a lo que yo hago. Y sin embargo, aquí estoy y me incluyen en tantas cosas superimportantes. Lo de Obama para mí era como wow, muy impresionante. Fueron pocos latinos en la lista y el otro era Bad Bunny y él es como el artista más grande del mundo. Entonces, para mí era… yo todavía vivo en Toronto y pago renta. Esas son las cosas que yo me digo: mira dónde estoy, sin tener que comprometerme o comprometer lo que quiero decir. Si de pronto me comprometiera y en mi próximo disco digo: aprovechemos esta atención y vamos a hacer puros hits, pues y me pongo a cantar canciones románticas o de que el hombre no me llama y como no me llama me voy a poner a llorar… Y de pronto mi estética cambia, me pongo las tetas grandes, o hago coreografías… Y no me burlo, porque ese nivel de pararse a las 4 am para estar en un gimnasio por dos horas, yo no podría hacer eso…No poder envejecer en público, no poder tener una cana, no poder tener arrugas, es otro compromiso que yo no tengo, mi compromiso es mi arte. Entonces que haya llegado adonde he llegado sin tener que hacer todas esas cositas que la industria te pide, pues, para mí, es mi mayor logro hasta ahora.

-Vienes de Colombia y te instalaste en Canadá, uno de los países percibidos con mayor progreso del mundo. ¿Qué opinión te merece Canadá en términos de derechos humanos y avance de la humanidad considerando que hay problemas de racismo sistémico, brecha salarial entre hombres y mujeres…?

-El problema más grande que tenemos en Canadá es esa misma fantasía de que Canadá es mejor que x, y, país. Es la gran fantasía y la gran falla, creer que en Canadá nada malo pasa. Eso hace que la gente ignore todas las fallas que tiene el gobierno y que son resultado y reflejo de la sociedad. De que hay muchas personas que tienen herencias desde la colonia, con la vida garantizada y todo resuelto desde que nacen, porque van a heredar propiedades. Qué bonito sería que cuando uno viene a Canadá te recibieran elders indígenas, que la gente pudiera empaparse de la historia. Si la gente no conoce su historia y ni siquiera es su historia, sino de la gente que se colonizó aquí, si más supiéramos de esa verdad, de esa tragedia, de ese secreto canadiense, la gente tuviera de pronto un poquito más de empatía y tuviera más interés en decir ‘cómo vamos a hacer para que esa fantasía de que Canadá es el mejor país del mundo sea realidad’. Obviamente Canadá tiene demasiada gente espectacular y eso hace un poquito más fácil que gente como yo pueda sobrevivir aquí, pero hay demasiada gente que todavía siente que gente como yo o como tú vinimos a quitarles algo o a tomar un espacio que no nos corresponde. Yo siempre digo: yo aporto a la cultura canadiense. Canadá puede ahora decir que yo soy canadiense, que soy el resultado del buen gobierno que hay aquí y de la buena administración de los fondos que hay para los artistas… pero no hablan de todos los obstáculos que ese mismo gremio me da y me impone como persona no nacida en el país, como persona que no es hombre, como persona que es madre, como persona que es joven. Son muchas cosas que no juegan a mi favor. Siento que lo que necesitamos aquí es despertarse de ese hipnotismo de que estamos mejor, porque somos mejor que Estados Unidos. Yo siento que es por eso, por la cercanía con Estados Unidos, la gente todavía se aferra a este cuento de hadas de la utopía de la sociedad canadiense, que en realidad es solo eso, un holograma. No es realidad.

-El movimiento musical de Toronto ha tomado una escena importante en los últimos años. ¿Se da apoyo suficiente a los artistas de orígenes diversos, a los artistas de origen inmigrante?

-Para mí ha habido una caída, en Ontario, yo siento hay una caída en el apoyo general. Cuando se cierran tantos bares, tantos venues, tantos lugares en los que nosotros comenzamos a cantar en vivo, galerías independientes. Esto está en declive. Una cosa es pedir un préstamo y otra es donde voy a mostrar mi arte y es por eso que mucha gente termina viviendo en Estados Unidos. Mucha gente vive en Estados Unidos y sigue recibiendo la ayuda canadiense porque hay más lugares donde se puede mostrar. No hay donde tocar y supuestamente somos la music city, pero no hay venues. A cada quien nos toca ver cómo vamos a hacer. Los agentes de booking y talento solo apuestan a gente aquí si alguien de otro país o alguien en el mismo país los consideran chéveres. A mí me pasó por muchos años, que me iban a ver a los conciertos para ver si me iban a firmar con alguna disquera o alguna agencia de booking y era como “sí, pero tengo que preguntarle a mis amigos”. Siempre te  sonsacan y te buscan, pero nadie en realidad apuesta a ti… y eso es muy canadiense. Yo, a cualquier país al que voy, hago mis conciertos y tengo muchas ofertas, pero yo siempre decía que quería seguir en Canadá porque este es mi país. Por muchos años siempre ha venido la pregunta ¿me quedo otro año en Toronto o me voy a Los Ángeles? Yo te aseguro que si yo viviera en Los Ángeles tuviera cinco Grammys. Viviera en una gran mansión. Pero como Canadá no es un país que en realidad quiere la independencia y soberanía de sus ciudadanos y mucho menos de sus artistas… Ellos necesitan que los artistas traigan turismo, pero no dan la oportunidad de que los artistas vivan de esto 100%. Si yo solamente hiciera música, no creo que pudiera vivir la vida que vivo. Hago curaduría de arte, escultura, pintura. Tengo una práctica, aparte, que es prolífica en el arte, yo puedo decir que vivo tranquila. Pero de aquí a que yo pueda decir me voy a comprar una casa mañana en la ciudad de Toronto…eso no va a pasar, porque la ciudad es cada vez más cara, pero el income no sube…

-¿A qué se parece el futuro de Lido Pimienta?

-Quiero ser como la Enya caribeña, que no da entrevistas, no da conciertos y vive en un castillo pero esa mujer hace música. Es como una entidad real, surreal, que es sinónimo de arte. Me veo así, sinónimo de arte y con todas las cosas por las que vale la pena vivir. Como una referencia cultural e inspiración para muchas mujeres que no quieren hacer las mismas cosas que las ponen a hacer para vender un producto. Me veo en un futuro tranquila, en mi casa, con mis hijos grandes, con muchos nietos. Me veo en pocos años adoptando hijos. Yo me veo como locutora de radio, proponiendo cosas e ideas. Quiero ser un oráculo de arte y de cultural.

Categorías: Artes y espectáculos
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