El prodigio Andrew Wiggins

Tiene 19 años y el baloncesto en la sangre. Su talento innato es evaluado ya como más importante que el de LeBron James a la misma edad. Pero Andrew Wiggins es canadiense. Su madre, Marita Payne ganó dos medallas de plata para Canadá en atletismo en los Juegos Olímpicos de Los Angeles. En el Mes de la Negritud, Leonora Chapman trae la historia de este prodigio afrocanadiense del mundo de los deportes.

Foto Radio Canada

Andrew Wiggins pasa unos días tranquilos en Huntington Prep, una escuela secundaria de West Virginia.

Su programa escolar se resume en estudiar las materias del último año , que completará en la primavera, y jugar al baloncesto. En su edición del 15 de noviembre, el periódico Usa Today le ha otorgado a la escuela Huntington Prep el título de la mejor escuela secundaria de EEUU.

Es bajo los colores de esta escuela que el niño prodigio de la ciudad de Toronto, de 2,03 metros y 91 kg eligió el año pasado terminar la escuela secundaria. Aunque elegir es un eufemismo, dado que el entrenador Rob Fulford lo había estado cortejando sin descanso durante varios meses.

Dice su entrenador:
«Él no entiende todavía hasta qué punto es bueno. En cuanto a talento, es un atleta de élite. Él tiene un don innato. Lo que tiene no se puede enseñar. Él tiene la intuición del juego. Va más allá de la genética, porque su inteligencia del juego es excepcional.»

En efecto, la genética explica, en parte el fenómeno Andrew Wiggins.
Su madre Marita Payne ganó dos medallas de plata para Canadá en atletismo en los Juegos Olímpicos de Los Angeles.

Su padre Mitchell jugó seis temporadas en la NBA, cuatro con los Rockets de Houston.

Andrew dejó el hogar en Toronto para estudiar en Huntington a la edad de 16 años. Pero la escuela Huntington es como la familia. Tres de sus compañeros de equipo son también canadiense: Nevell Provo, Gill Montaque y Xavier Rathan-César-Mayes.

«La gente cree que porque es el número uno en el país, le encanta ser el centro de atención, pero esto no es él. No le gustan las cámaras «, dijo Rathan-Mayes, su amigo de la infancia.

Wiggins tiene una clara aversión a las cámaras y micrófonos. Sus padres, ambos deportistas etrellas, le enseñaron a protegerse del acoso periodístico y otros.

«Siempre he sido un tipo discreto. Me mantengo alejado de estas entrevistas y cosas así. Quiero ser un adolescente normal y vivir mi vida «, dice el prodigio Andrew Wiggins.

Su entrenador no tiene dudas. «Obviamente que será repechado en la primera vuelta de 2014 de la NBA y ni siquiera me sorprendería si no asiste al evento. Lo veo muy bien en la casa familiar en Toronto recibiendo una llamada de un director general cualquiera anunciándole que el equipo acaba de seleccionarlo”.

Para Andrew, la elección llegará recién en abril. «La temporada universitaria acaba de empezar, así que me da tiempo para mirar a los equipos en los que estoy interesado, de ver que coincidan con mi estilo de juego y ver evolucionar a los entrenadores. En la primavera, voy a ir visitarlos y veremos” analiza calmamente Wiggins.

La pequeña vida pacífica del joven Wiggins se ha terminado.

«La vida como él la conoce se termina en junio. Cuando él esté en la universidad, la gente va a pedir un autógrafo o una foto donde quiera que vaya», afirma su entrenador Rob Fulford.

Además, su cuenta de Twitter ya supera los 22.000 suscriptores. Entre ellos, hay un cierto LeBron James, del Heat Miami! No está mal para un tipo normal, como él mismo se describe en su cuenta.

No hay comparación

LeBron James, Kobe Bryant? ¿Con quién comparar a Andrew Wiggins?

«Su forma de jugar es tan diferente de los otros chicos. Tiene capacidad atlética excepcional. No es tan grande como LeBron. De Kobe tiene la capacidad de ser hermético en defensa. Pero no me gusta hacer comparaciones y ejercer una presión indebida sobre los hombros de un joven atleta. Andrew debe ser Andrew y debe ser el primer Andrew Wiggins «, dice con razón el entrenador Fulford.

Ante el torbellino de la celebridad que se viene, Andrew se mantiene con los pies en la tierra.

«Yo casi nací con una pelota en las manos. Aprecio cada minuto de mi vida cuando juego al baloncesto. Sólo quiero darle a mi familia una mejor calidad de vida y tener éxito en la vida. ‘

Y en lo que se refiere a las aspiraciones de su carrera: «Ser el mejor jugador de la NBA algún día. Espero que esto sea posible… ‘

En idioma del baloncesto, esto se llama un slam dunk!

Leonora.chapman@radio-canada.ca

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Luc Simard – Director de la Diversidad y de Relaciones Ciudadanas de Radio-Canadá

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