Al acabar el 2020, la ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, logró algo que pocos de sus predecesores en el cargo pudieron lograr: un aumento de los fondos dedicados a la ayuda exterior canadiense.
Gould anunció la semana pasada un aumento de 485 millones de dólares al presupuesto canadiense de 5.900 millones de dólares destinados a la ayuda al desarrollo en el extranjero. Esos fondos extra serán destinados a apoyar los esfuerzos internacionales para asegurar una distribución equitativa de los países con menos recursos a las vacunas contra el Covid-19.
Según la ministra Gould, en menos de un año la pandemia acabó con lo que se había logrado en diez años en la mejora de la difícil situación de las personas más pobres del mundo, especialmente los niños.
Estos daños incluyen una drástica disminución de la presencia de los niños en la escuela, un menor acceso a las vacunas contra enfermedades prevenibles, un descenso en los niveles de nutrición y una creciente inseguridad alimentaria.
Desde que la OMS declaró el 11 de marzo de 2019 una situación de pandemia mundial a causa del coronavirus, la ministra Gould había advertido sobre el deterioro de la situación.
«Lo que decimos es que en materia de desarrollo internacional hemos perdido una década de ganancias. Ese ha sido mi mensaje constante a colegas y socios de todo el mundo: no podemos perder el enfoque; debemos mantener el rumbo sobre la importancia de las directivas que tenemos en materia de desarrollo, además de responder al Covid-19».
Karina Gould, ministra de Desarrollo Internacional de Canadá.
Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, unos 270 millones de personas corren el peligro de morir de hambre como resultado de los conflictos, el cambio climático y la pandemia.
Gould citó esa cifra, añadiendo que se trata del doble de personas que estaban en esa situación antes de la pandemia. También añadió que millones de niñas en todo el mundo se han visto privadas de la escuela.
Cuanto más tiempo las niñas permanecen fuera de la escuela, menos probable es que vuelvan a los estudios, dijo Gould.
«Estamos hablando de 10 millones de novias infantiles adicionales», dijo Gould. «Hay muchas cosas de las que preocuparse».
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El mismo día en que la ministra de Desarrollo Internacional anunció el nuevo dinero de ayuda de Canadá, ella participó en una conferencia por Internet en la que anunció cómo se gastarán unos 520 millones de dólares de fondos federales de desarrollo previamente asignados para luchar contra la desnutrición.
Henrietta Fore, directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, dijo que la tercera parte de los niños del mundo menores de cinco años sufren de desnutrición. «Al menos dos de cada tres niños todavía no reciben la dieta mínima que necesitan para crecer, desarrollarse y aprender para alcanzar su pleno potencial».
La UNICEF estima que este año unos 87 millones de niños no recibirán las dosis requeridas de vitamina A que necesitan para mantenerse sanos, lo que representa una disminución del 35% con respecto al año pasado.
«Eso no sólo perjudica a los niños, nos perjudica a todos», dijo Henrietta Fore.
El aumento del gasto de Canadá en ayuda internacional anunciado la semana pasada eventualmente ayudará a Ottawa a elevar su posición en otro indicador internacional: la proporción del gasto en ayuda en relación al ingreso nacional bruto.
El punto de referencia del el 0,7% del INB dedicado a la ayuda internacional fue establecido hace 50 años como resultado del trabajo de una comisión de las Naciones Unidas dirigida por el Premio Nobel de la Paz, el canadiense Lester B. Pearson, quien fue Primer Ministro del país entre 1963 y 1968.
Canadá nunca logró alcanzar ese objetivo. Antes de la pandemia los gastos de Canadá en ayuda internacional eran inferiores al 0,3%, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, entidad con sede en París que hace un seguimiento de esos gastos.
Liam Swiss, experto en ayuda internacional de la Universidad Memorial de St. John’s, dijo que una de las ironías matemáticas de 2020 es que a medida que las economías de los países ricos se reducen en medio de la lucha contra la pandemia, su porcentaje de gastos en ayuda internacional podría aumentar.
«Si se trata de dinero nuevo, entonces eso es bueno. En términos del impacto de la pandemia y la capacidad de los países para tratar y vacunar, es una inversión muy sensata… Si cada vez que tenemos viajeros que van a otros países regresan infectados, entonces no se podrá poner fin a la situación».
Liam Swiss, sociólogo en la Universidad Memorial de St. John’s.
Swiss dijo que será importante que Canadá y otros países ricos mantengan o aumenten el gasto en desarrollo después de la pandemia. Más allá del altruismo, Swiss dijo que cualquier decisión sobre gastos en ayuda internacional para poner fin a la pandemia en el mundo tendrá que ser impulsada por razones prácticas e interesadas.
Según la ministra de Desarrollo Internacional de Canadá, Karina Gould, en última instancia, los canadienses no pueden escapar al hecho de que están conectados al mundo.
«Esto ya sea porque tienen amigos y familiares que viven en el extranjero, o tienen relaciones comerciales y de negocios, o por razones de turismo, por viajar por el mundo o dar la bienvenida a los turistas a Canadá. Todos estaremos mejor cuando nos ayudemos los unos a los otros.»
Karina Gould, ministra de Desarrollo Internacional de Canadá.
El pasado viernes el Primer Ministro Justin Trudeau declaró que Canadá cualquier excedente de vacunas contra el Covid-19 será compartido con otros países una vez que los canadienses sean inoculados.
Canadá se ha asegurado el acceso a unos 400 millones de dosis de vacuna contra el coronavirus.
Fuentes: CBC / Reuters / M. Blanchfield / Canadian Press / RCI
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