“El problema del cine es que está bajo el control de hombres blancos y viejos”

John Krasinski y Cheryl Boone Isaacs anuncian los nombres de los finalistas a los premios Oscar el pasado 14 de enero. Crédito de la foto: AP/Chris Pizzello
John Krasinski y Cheryl Boone Isaacs anuncian los nombres de los finalistas a los premios Oscar el pasado 14 de enero.
Crédito de la foto: AP/Chris Pizzello

Con el título de “Los premios Oscar tienen que cambiar, o ser abandonados”, el periódico canadiense The Toronto Star publicó este pasado domingo un editorial que critica severamente la industria cinematográfica por su falta de diversidad demográfica.

El periódico canadiense sostiene que los premios Oscar tienen un problema, ya que por segundo año consecutivo, ni una sola persona de color ha sido nominada para ganar un Oscar en las categorías de actuación. Las redes sociales arden de indignación, publicando comentarios bajo la etiqueta #oscarssowhite, “los Oscar tan blancos”, etiqueta de por sí elocuente.

Esta situación es una vergüenza para la Academia que otorga esos premios, así como para la industria del cine en su conjunto, especialmente en un año en que actores como Idris Elba, Will Smith y Michael B. Jordan entregaron en la pantalla impresionantes actuaciones.

La Academia estadounidense de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, que irónicamente es ahora dirigida por primera vez en su historia por una mujer negra, reconoció el problema y prometió cambios.

Esas promesas comenzaron el viernes 22 de enero, cuando la junta de gobernadores de la organización anunció una serie de reformas anticipándose a la ceremonia de entrega de los Oscar a llevarse a cabo el 28 de febrero. La intención es que no vuelva a producirse un tercer año de premios Oscar totalmente blancos.

La Academia se comprometió a duplicar el número de mujeres y minorías entre sus 6.300 miembros, que actualmente son un 90 por ciento personas de raza blanca, son un 70 por ciento hombres, cuya edad promedio es de sesenta años.

La institución también limitará los privilegios de los miembros de por vida para atraer sangre nueva. La Academia de cine también podría tomar otras medidas, como la ampliación del número de nominados en las categorías principales a fin de permitir que los actores y los directores de las minorías sean mejor reconocidos.

El problema más grande es que como en muchas industrias, la industria del cine está dominada por hombres blancos y viejos. Los jefes de los grandes estudios son 100 por ciento de raza blanca. Ya se dijo que es más fácil para una persona de raza negra convertirse en presidente de Estados Unidos que ser el jefe de un estudio de cine. La sospecha es que debido a este rasgo, los estudios no toman riesgos en cuanto a actores, directores, escritores y otros que no se parezcan a ellos en el color de la piel y el género.

Estas situaciones cambian, pero toma tiempo. No fue hasta la década de los años 1980 que los actores negros comenzaron a ser nominados regularmente. El camino ha sido especialmente difícil para las mujeres negras. La diferencia ahora es que la paciencia se está acabando: los actores directores y escritores de las minorías ya no están dispuestos a esperar pacientemente tocando la puerta con la esperanza de que se les abra. Tampoco tienen por qué seguir esperando que se les reconozca dice el Toronto Star.

Para una industria que depende tanto del reconocimiento y apoyo del público, la industria del cine cambia demasiado lentamente. Tiene que ponerse al día, porque de otro modo, tanto las audiencias como el talento se alejarán hacia otras formas de entretenimiento, dice finalmente el editorial del periódico canadiense The Toronto Star.

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Luc Simard – Director de la Diversidad y de Relaciones Ciudadanas de Radio-Canadá

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