A principios de los años 60, dos factores llevaron a Canadá a convertirse en el tercer país que fabricó y lanzó un satélite y en el tercer país que decidió trabajar en el espacio.
El primero factor fue la decisión de Canadá de facilitar el contacto entre los canadienses en materia de telecomunicaciones. A esto se agregó que el país se dio cuenta de que la exploración espacial era una buena herramienta para el desarrollo económico.
Desde la década del 50, Canadá trabajó intensamente para construir su primera gran red terrestre de telecomunicaciones. En esa época se planificó y comenzó la construcción de más de un centenar de torres de transmisión en todo el país.
Fue en ese decenio que se construyó la base Alert que, incluso hoy en día, es el lugar habitado más septentrional del planeta, ubicado a sólo 817 kilómetros del Polo Norte. Situada en Nunavut, en el Ártico canadiense, la estación meteorológica, que data de 1950, se encuentra acompañada de una base militar construida en 1958.
Las peligrosas auroras boreales
Es también en la década de 1950 que los ingenieros canadienses muestran su preocupación por el fenómeno de las auroras boreales que atraviesan la ionosfera y parecen tener un efecto misterioso en las transmisiones de radio. Incluso, en ocasiones, se habla de un efecto catastrófico en las redes eléctricas de gran tamaño.
Se ha encontrado que apagones y averías importantes coinciden con períodos de intensa actividad boreal. La única manera de aclarar la situación es ir directamente a investigar el asunto en el espacio.
Una historia de ciencia ficción
En 1945, 17 años antes de que Canadá diera sus primeros pasos en el espacio, el escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke hizo una predicción: un día la tierra estará rodeada de satélites artificiales que permanecerán en órbita, a una distancia fija del planeta, y que se utilizarán como distribuidores de las comunicaciones.
Quince años más tarde, ese sueño, de utilizar los satélites para facilitar las conversaciones entre los ciudadanos, avanzó en la imaginación de un puñado de científicos en Estados Unidos y en la Unión Soviética. Lamentablemente, en esa época, los dos países estaban comprometidos en una carrera espacial con objetivos fundamentalmente militares.
Las aplicaciones civiles de esos satélites eran evidentes para el gobierno canadiense. En 1958, un año después del Sputnik, el primer satélite Ruso y el primero que fue puesto en órbita, el Ministerio de Defensa de Canadá recibió la orden de construir y enviar al espacio un primer satélite canadiense.
En 1962, el satélite Alouette 1 fue lanzado al espacio. Su misión era estudiar la ionosfera, donde se tenía previsto poner muchos satélites en órbita. De esta manera, Canadá se convirtió en el tercer país, después de la Unión Soviética y Estados Unidos que lanzó un satélite al espacio. Alouette 1 sorprendió al mundo gracias a su condición de primer satélite geoestacionario.
En todo el planeta aclamaron el ingenio canadiense y muchos se preguntaron: ¿cómo este pequeño país que tenía menos de 19 millones de habitantes, en la época, pudo lograr tal hazaña?
En realidad, para propulsar su dispositivo al espacio, Canadá utilizó un cohete militar estadounidense. Más tarde, el país cambiará y utilizará los cohetes de la NASA.
¡Hola, hola! Aquí el Polo Norte. ¿Me escuchan?
En 1972, Canadá puso en órbita un satélite dedicado exclusivamente a las telecomunicaciones civiles. Esa fue otra primicia mundial y el primer beneficiado fue el Gran Norte canadiense.
El teledifusor público CBC / Radio-Canada utilizó ese satélite para transmitir sus programas en color. Las comunicaciones de radio y teléfono, con el sur del país, no volvieron a sufrir de las interrupciones causadas por el mal tiempo. Ese satélite, bautizado Anik A1, fue el primero de una larga estirpe de satélites Anik. En la lengua Inuktitut, hablada por los inuit de Canadá, Anik significa «pequeño hermano».
En los años 90, nuevamente gracias a los satélites, comienzan a aparecer en todo Canadá los servicios de banda ancha de Internet.
Posteriormente, en 1995, nacen los primeros satélites comerciales canadienses de teledetección: los Radarsat. Equipados con poderosos radares, captan imágenes de Canadá tanto de día como de noche con el fin de determinar la extensión de los incendios forestales y el crecimiento de los cultivos. Además, los Radarsat identifican las áreas más prometedoras para la prospección.
Los inicios de Internet
También en la década del 90, la utilización del famoso satélite canadiense Hermes se volvió banal. Concebido en Canadá, con la participación de la industria privada, este satélite se convirtió en el primero en utilizar, en las telecomunicaciones, la banda de frecuencia 14/12 GHz y abrió el camino a las primeras transmisiones de televisión, en directo, por satélite. También conocido, en la década del 70 cuando comenzó a utilizarse, como el Satélite Tecnológico de Telecomunicaciones (STT), Hermes fue pionero en la experimentación de la difusión satelital, con una señal que podía llegar a la sala de la casa, de las videoconferencias, la telemedicina y la teleeducación.
Se estima que Canadá tiene, en la actualidad, uno de los seis u ocho programas espaciales más desarrollados del mundo. Sin embargo, hay un sector de las telecomunicaciones en el que el país está atrasado, si se le compara con las otras naciones industrializadas: el de la telefonía celular.
Para leer
Cinquante ans de présence canadienne dans l’espace. Journal La Presse
(Cincuenta años de presencia canadiense en el espacio)
http://affaires.lapresse.ca/portfolio/aerospatiale/201209/28/01-4578703-cinquante-ans-de-presence-canadienne-dans-lespace.php
Le Canada, spécialisé en recherche sur la santé dans l’espace – RCI
(Canadá, especializado en investigación en salud espacial – RCI)
Le Canada participera aux vols spatiaux habités jusqu’à la Lune – RCI
Canadá participará en vuelos espaciales tripulados a la Luna – RCI
La NASA souhaite offrir la Lune à des Canadiens – RCI
NASA quiere ofrecer la Luna a los canadienses – RCI
Para ver
-Des technologies au service de la forêt canadienne
(Las tecnologías al servicio del bosque canadiense)
http://archives.radio-canada.ca/sciences_technologies/technologie/clips/5544/
Le Québec vu de l’espace – 2010 à 2013 – Chaîne du Québec
Musée de l’aviation et de l’espace du Canada
¿Sabía usted ?
Los satélites conducen Canadá
Las Empresas canadienses más importantes están, a menudo, estrechamente relacionadas con el uso de los satélites, a gran escala.
Bell Canada, por ejemplo, que emplea a unos 52 000 canadienses, es la empresa más grande de la provincias de Quebec y Ontario, las más pobladas del país.
TELUS es una de las empresas preponderantes en el oeste de Canadá, sobre todo en las provincias de Columbia Británica y Alberta.
MTS Allstream es la empresa más grande de la provincia de Manitoba, en el centro del país.
SaskTel es la empresa dominante en Saskatchewan, que también se encuentra en el centro de Canadá.
La telemedicina es una de las grandes invenciones canadienses.
Los estadounidenses y los franceses aseguran que fueron los creadores de la telemedicina. Es cierto que el año 2001 se llevó a cabo la primera telecirugía entre la Ciudad de Nueva York (donde estaba el cirujano) y Estrasburgo (donde se encontraba la paciente).
Sin embargo, fueron los canadienses los tuvieron el honor de realizar el primer «procedimiento médico» a distancia, utilizando un satélite y varias cámaras. El 8 de noviembre de 1994, un equipo de médicos que estaba en el Hôtel-Dieu de Montreal (uno de los hospitales más importantes de Canadá) examinó a un paciente que se encontraba en el Hospital Cochin, en París, Francia. La paciente fue examinada con la ayuda de un aparato de rayos X. ¡5 900 kilómetros la separaban de sus médicos canadienses!
Telesalud va viento en popa en Canadá…. Pero no en todas las provincias
Canadá es, actualmente, uno de los pases en los que la telemedicina más se ha desarrollado. En el Gran Norte, la telemedicina es la herramienta esencial de la maleta de instrumentos de los funcionarios de la salud. El hospital y el médico se encuentran, a menudo, a cientos de kilómetros de las comunidades Inuit que reciben sus servicios. Esas colectividades son, en muchas ocasiones, muy pequeñas y se encuentran diseminadas en un área tan grande como Europa.
Viaje al centro de las auroras boreales
Una de las primeras preocupaciones que llevaron a Canadá la aventura espacial fueron las auroras boreales. Estas cortinas de colores, que adornan el cielo nórdico durante la noche y son de una belleza impresionante, fueron consideradas por el gobierno de Canadá, a finales de la década del 50, como un peligro.
La abundancia de auroras boreales en Canadá
Las auroras boreales son causadas por la interacción entre las partículas del viento solar y la parte alta de la atmósfera (atmósfera superior). Ellas se producen, principalmente, en las regiones cercanas a los polos, en la llamada «zona auroral» (ubicada entre los 65 y 75 grados de latitud).
La observación de las auroras boreales se puede hacer, durante la noche, en tres regiones del mundo: el norte de Escandinavia, el norte de Alaska y Nunavik, al norte del territorio de Quebec. En esos lugares, se pueden ver las auroras boreales casi todos los días.
En las latitudes más bajas, como la ciudad de Ottawa, capital de Canadá, se necesita que existan erupciones solares sostenidas para que uno pueda ser testigo de la huella visual que deja una aurora boreal.
Durante el invierno, es posible que uno pueda observar, incluso en las regiones de baja latitud, como la ciudad de Montreal, las auroras boreales. Eso puede llegar a pasar de una a tres veces por mes.
El ciclo de actividad solar, responsable de las auroras boreales, se extiende por 11 años. En la cima de ese ciclo (2013, 2024, 2035, etc.), las auroras son más intensas y más frecuentes.
Investigaciones en la atmósfera superior
Durante las tormentas solares, intensas, las comunicaciones por ondas de radio son interferidas o interrumpidas debido a que ellas viajan por la atmósfera superior, donde se esconden las auroras boreales.
En la década del 40, varios científicos canadienses dijeron que las auroras boreales eran las responsables de muchos cortes de energía y de muchas interferencias de radio a gran escala. Ellos observaron, por ejemplo, que las descargas de electricidad estática, en torno a las torres de energía, podían hacer saltar los dispositivos de seguridad o dañar los transformadores.
Desde entonces, se sabe que las auroras polares modifican el comportamiento de la magnetosfera y que eso perturba el funcionamiento de los satélites. Incluso, algunos de ellos pierden sus medios de comunicación con la Tierra durante varios días. El intenso flujo de protones y electrones, de las auroras boreales, penetra al interior de los satélites y puede alterar los datos informáticos contenidos en los computadores de a bordo.
Las corrientes eléctricas producidas por las auroras pueden provocar el mal funcionamiento de los cables telefónico modificando su tensión. Cuando esto sucede, el aparato emite un ruido de fondo.
Se necesitarán varios años para detectar, sobre todo gracias a Canadá, todos los peligros y misterios de las auroras boreales.
En los años 60, Canadá envió una serie de satélites cargados de generadores de imágenes “aurorales”, magnetómetros y radares ionosféricos con el fin de entender mejor los efectos de las auroras boreales en las transmisiones de radio y en la meteorología. Apoyándose en esas investigaciones, los países lograron, en los años 70, enviar al espacio una gran corona de satélites mejor protegidos contra los peligros de las auroras.
Las leyendas en torno a las auroras boreales
En el pasado, los Inuit del Gran Norte canadiense decían ver en las auroras boreales la danza de los espíritus de algunos animales, como el salmón, las focas y las belugas. Los chamanes (los grandes curanderos) del pueblo Inuit de Canadá, aseguraban que realizaban viajes espirituales en el seno de las auroras, buscando consejos sobre el tratamiento de las enfermedades.
Por otra parte, según un mito del pueblo algonquino, las auroras boreales pueden explicarse de la siguiente manera: cuando el Creador de la Tierra terminó su trabajo, partió hacia el norte, que era el lugar de donde venía. Por eso, crea grandes fogatas que buscan recordarles a los humanos que no los ha olvidado. Las auroras serían, según esta leyenda, resultado de los reflejos que deja el fuego encendido por el Gran Creador.
Algunos grupos Inuit ven en las auroras boreales los espíritus de los muertos que juegan a la pelota con las cabezas o los cráneos de las morsas. Los Inuit de Nunavik, en el norte de Quebec, tienen la percepción contraria: son los espíritus de las morsas los que juegan con los cráneos humanos.
Hace más de 100 años, los canadienses ya sospechaban que había una conexión entre las auroras boreales y el sol. Los madereros y los agricultores tomaban en cuenta ese elemento cuando hacían sus previsiones meteorológicas.
Algunos de ellos pretendían que las auroras eran una señal de buen tiempo para los días siguientes. Otros creían que se trataba de lo contrario: las auroras boreales anunciaban vientos fuertes y tormentas.
Fue necesario esperar hasta el 2007 y los resultados de una misión de la NASA para aclarar la situación: las auroras boreales no tienen incidencia real en el clima pero su comportamiento es mucho más influenciado por el sol que lo que se pensaba.
Una misión internacional llamada THEMIS, que contó con la participación de Canadá, envió, en febrero del 2007, una sonda a la región en la que se forman la mayoría de las auroras boreales. Allí se constató que el origen del fenómeno es el resultado de las explosiones magnéticas que se producen a un tercio de la distancia que separa la Tierra de la Luna. Estas descargas son causadas por las «reconexiones» entre las gigantescas cuerdas magnéticas que conectan al sol con la tierra, cuerdas que almacenan la energía de los vientos solares.
A veces se tiene la impresión de que una aurora boreal se encuentra a la misma altura de las nubes en la atmósfera. Sin embargo, las auroras se producen en la ionosfera, una franja que se despliega en una distancia de 100 a 1000 kilómetros encima de la corteza terrestre.
Si se hace una comparación, habría que decir que el transbordador espacial viaja a poco más de 300 kilómetros de altitud.
Sin embargo, las auroras boreales se forman a una altura tan baja que alcanza los 60 kilómetros. En otros casos, pueden formarse a una altitud de 2 000 kilómetros.
Les aurores boréales enflamment le ciel du Grand Nord
(Las Auroras encienden el cielo del Gran Norte)
Aurore boréale vue de la Station spatiale internationale
(Aurora Boreal vista desde la Estación Espacial Internacional)
Hoy en día, a medida que la capa de hielo polar continúa derritiéndose, los satélites canadienses como RADARSAT son críticos para monitorear el cambio ambiental. Como vigilantes, esos satélites garantizan la seguridad de los navíos que circulan en las aguas nórdicas. Además, cumplen una serie de funciones que sería imposible asumir de otra manera.
Entre esas tareas está la detección de derrames de petróleo en el océano Atlántico, donde Canadá explota grandes yacimientos desde mediados de los años 80. A esto se agrega, la cartografía del territorio: los suelos afectados por la sequía, los litorales con problemas de erosión, los cultivos afectados por los insectos, los animales migratorios amenazados por los depredadores y, finalmente, los bosques devastados por los incendios.
Canadá es uno de los primeros países que se acostumbró a ver su mundo desde el espacio, gracias a las imágenes que captan los satélites.
Manitoba no responde
Canadá no podría prescindir del uso de los satélites. De hecho, en nuestro país nunca ha sido fácil la comunicación a distancia. Durante los siglos XVIII y XIX, sectores enteros del país estuvieron desconectados del resto del mundo, en varias ocasiones y por varias semanas. Las tormentas de nieve y las avalanchas siguen siendo las principales amenazas para los ciudadanos canadienses. Incluso cuando hace buen tiempo, el terreno accidentado de Canadá puede llegar a ocasionar que las comunicaciones por vía terrestre se vuelvan imposibles en algunas zonas o, simplemente, que el costo del mantenimiento de las infraestructuras sea prohibitivo, demasiado alto.
Muchas veces, no hay nadie que fabrique, mantenga o repare el equipo. La densidad poblacional de Canadá es una de las más bajas del mundo: el país se sitúa en el octavo lugar en esa clasificación. La situación es peor en el Gran Norte, que constituye el 40% de la superficie del país. Allá, no hay ni siquiera un ciudadano por cada tres kilómetros cuadrados.
Entre los países desarrollados, sólo Australia tiene una densidad de población inferior a la nuestra. Sin embargo, en ese país no hay ríos ni lagos gigantes; no hay largas cadenas de montañas escarpadas ni tampoco hay áreas que sean constantemente azotadas por el viento y cubiertas de hielo o de nieve durante más de nueve meses al año. Es por eso que los canadienses quisieron dotarse, desde finales de los años 50, de una red de telecomunicaciones única n el mundo.
De éxito en éxito
De 1963 a 1969, Canadá participó en un programa experimental, junto a Estados Unidos, llamado ISIS (Satélite Internacional de Estudio de la ionosfera). Uno de los objetivos principales fue la transferencia de tecnología.
De esta manera, los científicos y técnicos del gobierno del gobierno canadiense comunicaron a sus colegas del sector privado los conocimientos que habían adquirido durante la primera fase de sus investigaciones sobre las comunicaciones espaciales. RCA Victor, De Havilland Aviation y Spar Aérospatiale fueron las principales compañías estadounidenses y canadienses que participaron en el programa.
A partir de 1967, Canadá pasó de la experimentación a la aplicación práctica y se concentró en la puesta en órbita de sus primeros satélites para las comunicaciones internas. Además, llevo a cabo sus primeras recolecciones de datos sobre los recursos naturales del país.
Otras fechas clave
En 1969, Ottawa creó la compañía Télésat Canada para operar un sistema comercial de telecomunicaciones, vía satélite, que el país quería poner en marcha.
Fue en ese contexto que, en noviembre de 1972, fue lanzado al espacio el satélite Anik A-1 que fue seguido, en abril de 1973, por el satélite Anik A-2. Canadá era, entonces, percibido, como uno de los pioneros en el uso de los satélites para las comunicaciones nacionales. Un tercer satélite, Anik A-3, fue puesto en órbita en mayo de 1975.
A principios de los 90, el lanzamiento de una nueva serie de satélites canadienses marca el comienzo de la era de los satélites de gran potencia.
En ese momento, los canadienses comenzaron a acceder, masivamente, a cientos de canales de televisión y radio utilizando los servicios de difusión directa, y a domicilio, por satélite.
En 1992, después de haber alcanzado su objetivo de fomentar la introducción, la elaboración, el desarrollo y la utilización de los satélites en el negocio de las telecomunicaciones, el gobierno canadiense vendió la participación mayoritaria que poseía en algunas empresas que jugaron el papel de pioneras en el despliegue de satélites.
Desde entonces, las nuevas tecnologías satelitales de comprensión numérica permiten a los consumidores canadienses acceder a una variedad de servicios comerciales, de información y de entretenimiento a través de Internet.
Para descubrir
Satellites d’observation de la Terre. Agence spatiale canadienne
(Satélites de observación de la tierra. Agencia Espacial Canadiense)
http://www.asc-csa.gc.ca/fra/satellites/default-ot.asp
Para leer
Observer la météo spatiale au moyen d’un satellite hybride canadien
(Observar la meteorología espacial por medio de un satélite híbrido canadiense)
Televisión vía satellite
Es justo precisar que los estadounidenses contribuyeron a concepción de la televisión vía satélite. Sin embargo, desde el principio, los canadienses han sido el motor de este invento que revolucionó el mundo.
De 1970 a 1979, Canadá y Estados Unidos elaboraron, conjuntamente, un sistema experimental de satélites de telecomunicaciones que llamaron Hermes.
Cuando se lanzó en enero de 1976, Hermes era el satélite de telecomunicaciones más potente del mundo.
Fue el primer satélite que funcionó en la banda de frecuencia de 14/12 GHz. Gracia a esa banda y a la potencia de sus repetidores, el satélite hizo posible la utilización de antenas parabólicas (platillos) de 0,6 metros de diámetro, diseñados especialmente para la transmisión directa de señales de televisión a los hogares.
El programa Hermes también incluyó aplicaciones y experiencias científicas en los campos de la telemedicina, la teleeducación, la televisión comunitaria y la prestación de servicios gubernamentales.
La televisión comercial vía satélite hizo su entrada, oficialmente, en Canadá, en noviembre de 1982 cuando el transbordador espacial Columbia lanzó el satélite canadiense Anik C-3.
Durante cuarenta años, Canadá adquirió una amplia experiencia tanto en el campo de los satélites geoestacionarios como en el de la robótica espacial. Debido a eso, la NASA busca a Canadá para que respalde y ayude a los astronautas en sus trabajos de construcción y de reparación.
De esta manera, Canadá concibió dos brazos gigantes que miden 15 y 17 metros respectivamente. Los brazos, llamados Canadarm 1 y 2, son muy delgados y su diámetro oscila entre 33 y 35 centímetros.
Como son blancos, los brazos se distinguen muy bien en el espacio negro que rodea nuestro planeta. Sin embargo, ellos sólo son una parte del sistema canadiense de tele-manipulación espacial que es muy complejo y menos visible. A este dispositivo de agregan una mano y un puesto de comando en el que se encuentra un astronauta que, generalmente, es canadiense.
Canadarm1 y Canadarm2
Esos brazos fueron diseñados por la compañía canadiense Spar Aerospace. El Canadarm1 el primero, fue enviado al espacio en noviembre de 1981, en compartimiento de equipaje de los transbordadores espaciales.
Canadarm2 fue puesto en órbita 20 años más tarde, en el 2001. Hoy en día, el segundo brazo se encuentra fijado, permanentemente, a la Estación Espacial Internacional. Es una versión más grande y más «inteligente» del Canadarm1. El segundo brazo pesa 1600 kilogramos, cuatro veces más pesado que su predecesor.
El Canadarm2 puede levantar más de 60 veces su peso y cuenta con siete articulaciones, una más que su hermano. Puede, entre otras cosas, realizar “atrapadas cósmicas” capturando dispositivos no tripulados que llevan todo tipo de cosas a la Estación Espacial Internacional como equipos científicos o suministros para los seis miembros de la tripulación.
Dextre, la mano hábil en el extremo de los brazos canadiense
Durante más de 20 años, la «mano» del brazo canadiense era pequeña y tenía poca destreza. Era un nudo cilíndrico y corredizo con tres cuellos capaces de agarrar, por ejemplo, un satélite en problemas.
Dextre es la nueva mano, ágil y especializada, que se encuentra en el extremo del brazo canadiense de segunda generación. En 2008, Canadarm2 y Dexter fueron utilizados en tándem por primera vez.
Dextre está dotado de dos brazos pequeños y de siete articulaciones que lo transforman en un pequeño robot muy hábil. Está equipado con sensores que permiten sentir al astronauta que lo manipula, desde su puesto de mando, sensaciones táctiles similares a las de los humanos. También tiene pequeños destornilladores retractables, una cámara y proyectores de luz.
Desde el 2013, Canadarm2 y Dextre adornan los billetes de $ 5 canadienses fabricados de polímeros.
Para ver
Capture réussie d’un vaisseau-cargo par le bras canadien CANADARM 2 – RCI
(Captura exitosa de un nave de carga por el brazo canadiense CANADARM 2 – RCI)
Le tout nouveau bras canadien: Dextre
(El nuevo brazo canadiense: Dextre)
El primer brazo espacial pesaba menos de 450 kilogramos, el peso de cinco personas, y no podía sostener su propio peso en condiciones de gravedad normal. Durante puesta a punto, fue necesario ponerlo sobre cojines inflados especialmente diseñados y creados para ese propósito.
El brazo espacial puede mover cargas de casi 30 000 kilogramos, equivalente al peso de 15 automóviles grandes. Además, puede poner los objetos dónde van, con una precisión de más o menos cinco centímetros.
Cada articulación es accionada por un motor y alimentada por servoamplificadores. El brazo, hecho de titanio, acero inoxidable y grafito epoxi, está totalmente recubierto de un aislante multicapas fabricado con kapton, poliéster y fibra de vidrio.
Los dos brazos canadienses, Canadarm, pueden ser utilizados juntos en el espacio. Esta técnica es llamada «Canadian hand shake» (apretón de manos canadiense.)
En el verano de 1983, el Consejo Nacional de Investigación de Canadá publicó, en todos los periódicos importantes del país, una oferta de empleo dirigida a los (potenciales) astronautas. Unas 4300 personas enviaron o presentaron su candidatura.
El CNRC decía estar buscando seis futuros astronautas
El siguiente es un extracto de la oferta de trabajo publicada por el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (CNRC): «Usted será capaz de llevar a cabo experimentos científicos. Tendrá que hablar en público en diversas actividades de divulgación. Usted hará, sin duda, el viaje más emocionante de su vida: Un viaje al espacio».
Como decíamos antes, se presentaron unas 4300 solicitudes que inundaron la sede del CNRC. Los candidatos provienen de diversos sectores: estudiantes, poetas, periodistas, ingenieros y científicos de todo tipo.
Estas ganas de volverse astronautas podría explicarse fácilmente: a principios de la década del 80, el espacio fascinaba, más que ahora, a los canadienses de todas las edades. El éxito rotundo del Canadarm (los brazos desarrollados bajo la dirección del CNRC) durante los vuelos del transbordador Columbia en 1981 y 1982, despertó un gran entusiasmo del público.
En 1985, la explosión del transbordador espacial Challenger ocasionó el cierre, temporal, del programa espacial estadounidense. Los canadienses decidieron, entonces, ampliar su propio programa.
Así fue que nació, en 1989, la Agencia Espacial Canadiense que tiene como objetivo principal formar a los primeros astronautas canadienses. Por su parte, el Consejo Nacional de Investigación de Canadá se concentró en el desarrollo de tecnologías robóticas y de satelitales.
Para ver
Téléjournal – Les 20 ans de l’Agence spatiale canadienne en 2009 – Radio-Canada
(Telenoticias – 20º aniversario de la Agencia Espacial Canadiense en 2009 – Radio-Canada)
Durante la noche, visto desde el espacio, el sur de Canadá e asemeja a un collar de perlas muy brillante. Canadá es uno de los cuatro o cinco países más visibles desde el espacio por la noche.
La ciudad de Quebec, que tiene 300 000 habitantes, genera tanta contaminación luminosa como Boston, en Estados Unidos, donde viven 5 millones de personas y como la región de París que tiene 12 millones de habitantes.
En cuanto a la región de Montreal, que tiene casi 3 millones de habitantes, su contaminación luminosa es tan importante como la de Nueva York donde habitan 20 millones de personas.
¿Quién tiene la culpa?
La contaminación luminosa es consecuencia de una mala utilización o de una utilización abusiva de la luz. El mayor problema son las farolas en forma de bola que proyectan directamente su luz hacia el cielo. Además, algunos letreros o afiches publicitarios utilizan una ilumoinación muy intensa. La provincia de Quebec es especialmente culpable debido que los bajos precios de la electricidad, en comparación con otras provincias, hacen que la gente preste menos atención a la cantidad de energía que consume.
Explicaciones luminosas
La luz emitida hacia el horizonte contamina 2,7 veces más que la liberada desde el suelo. Un aumento del 1% de la luz emitida cerca de la línea del horizonte, también acrecienta la contaminación luminosa en un 25%! Es por eso que, generalmente, en los programas de reducción de la contaminación visual, se recomienda utilizar farolas que no permitan que escape más del 2 por ciento de la luz por encima de la línea del horizonte.
Además, una parte considerable de la contaminación luminosa de Canadá proviene de la nieve que cubre el suelo varios meses al año. La nieve refleja la luz hacia el cielo en lugar de absorberla.
Algunas ciudades han tomado medidas para reducir la contaminación lumínica, que utilizan las lámparas de sodio a alta o baja presión, que producen luz hasta cuatro veces menos intensa. Calgary, en el oeste de Canadá, y varias muescas redujo la intensidad de sus luces de la calle … y la reducción de su factura anual de electricidad de unos pocos millones de dólares.
Un punto en común entre Marte y la ciudad canadiense de Yellowknife
La nórdica ciudad de Yellowknife prestó su nombre al pedazo de terreno, de un kilómetro cuadrado, más famoso del planeta Marte. Fue en la llamada “bahía de Yellowknife» que el robot estadounidense Curiosity se posó, sobre Marte, en el verano del 2012.
Compartir su nombre con un lugar remoto ubicado a 250 millones de kilómetros tiene un gran significado y es de gran importancia para los 20 000 habitantes de la capital de los Territorios del Noroeste. El suelo cerca de Yellowknife está constituido por la roca más antigua del mundo, que existe desde hace cuatro mil millones de años. Es probable que el robot Curiosity se haya posado sobre una roca igual de antigua en la superficie marciana.
Algunos exploradores de la Yellowknife terrestre esperan, con impaciencia, el día en que las empresas de su ciudad puedan hacer negocios con los residentes de la bahía de Yellowknife ¡En el planeta Marte!
Las telecomunicaciones canadienses se remontan a una época muy lejana al momento en el que se inventaron la electricidad y los satélites.
En las llanuras y praderas del oeste de Canadá, desnudos y en medio de una zona en la que los vientos soplan con frecuencia, los indios encendían fuegos y se enviaban señales de humo. Esa fue casi que la única manera de comunicarse a distancia hasta la llegada del telégrafo.
Las transmisiones de radio sólo aparecieron en Canadá en los años 20. Los canadienses deberían considerarse afortunados: hicieron parte del primer grupo, junto a los estadounidenses, británicos, franceses e italianos, que experimentó el poder de las ondas de radio.
Canadá, uno de los primeros países en beneficiarse de la radio
Fue la estación de radio XWA (ahora CFCF), de la ciudad de Montreal, que pertenecía a la Canadian Marconi Company, la que tuvo el honor de difundir, el 20 de mayo de 1920, la primera emisión radiofónica en América del Norte y, probablemente, en el mundo.
Fuera de las ciudades, los programas eran difundidos en los trenes. De hecho, durante los años 20, las ondas de radio se propagaron a lo largo del ferrocarril como lo hizo el telégrafo unos años antes. Con pocas excepciones, como las ciudades de Montreal, Toronto y Vancouver, las primeras radios fueron esencialmente radios sobre rieles, móviles, pero de poca potencia.
Las empresas ferroviarias no sólo tenían los recursos financieros para experimentar con esa nueva moda, sino que también contaban con un público cautivo, un grupo de oyentes que se mantenía, de una u otra forma, prisionero de sus asientos durante los recorridos de largas distancias.
Atravesar Canadá en tren, en esa época, tomaba hasta 10 días. Las compañías ferroviarias querían entretener a sus pasajeros.
Desde 1924, la Sociedad de Ferrocarriles Nacionales (CN) comenzó a ofrecer la radio en casi todos los trayectos más largos. La compañía instaló receptores que captaban emisiones que provenían, en su mayoría, de Estados Unidos. Entonces, la Sociedad de Ferrocarriles Nacionales decidió construir sus propios estudios de emisión. La iniciativa permitió la creación, cinco años más tarde, de la primera red radiofónica transcontinental, unida por «líneas terrestres». Esas famosas líneas, unidas a las de la compañía Canadian Pacific, otra empresa de ferrocarriles, son los verdaderos ancestros de las telecomunicaciones en Canadá.
La radio avanza más rápidamente en Estados Unidos
En 1928, Canadá contaba con más de 60 estaciones de radio en actividad. La mayoría de ellas eran de baja potencia y sólo proporcionaban un servicio intermitente. El sector estaba mal regulado y eso ocasionó un retraso en el crecimiento de la radio en Canadá, sobre todo si se le compara con evolución que tuvo la radio en Estados Unidos. Allí, la difusión prosperó, rápidamente, impulsada por las empresas y las corporaciones comerciales que competían por obtener un tiempo de antena que les permitiera propagar sus mensajes publicitarios.
En Canadá, los mensajes comerciales eran, inicialmente, prohibidos. Esa realidad privó a la radio de ingresos y frenó su progreso. De otro lado, el gobierno no sabía cómo gestionar y administrar el desarrollo de las ondas de radio.
Años de desarrollo anárquico
En ese momento, más de un aficionado creó su propia radio de corto alcance. Los canadienses asistieron a la aparición de una gran cantidad de pequeñas emisiones realizadas por aficionados que eran muy populares y se producían a bajo costo. Poco importaba si eso molestaba a los vecinos o causaba interferencia. Durante varios años, el ministerio Canadiense de la Marina y la Pesca tuvo el poder de emitir, o no, las licencias para las estaciones de radio. Sin embargo, se podría decir que sus funcionarios no entendieron la importancia del nuevo medio de comunicación.
Les années 1940 constituent l’âge d’or des communications radio au Canada. La Deuxième Guerre mondiale crée un énorme besoin d’information chez les Canadiens. Ils veulent savoir ce qui se passe autour d’eux, mais ils découvrent aussi le monde. En 1941, le Service des nouvelles de Radio-Canada est créé, et Radio Canada International entre en ondes en 1945. Les émissions consacrées à l’agriculture, comme Le réveil rural, diffusé en français, sont très populaires.
Attention à la concentration des médias!
Aujourd’hui, la radio est beaucoup plus réglementée qu’avant au Canada. Voici un modèle dont aurait pu s’inspirer l’Italie de Berlusconi:
Le gouvernement canadien, grâce à son agence de réglementation du CRTC, ne permet pas à un propriétaire de contrôler plus de quatre stations de radio dans les grands marchés métropolitains, et plus de trois dans les petits marchés. Ces règles sont destinées à empêcher un propriétaire de dominer un marché local de diffusion, aussi bien sur le plan des services facultatifs que sur celui des stations à ondes hertziennes, et de contrôler toutes les entreprises de câble et de satellite dans un marché donné.
Dans le domaine de la propriété croisée, de nouvelles règles ont été créées ces dernières années en vue d’empêcher une seule entité de contrôler plus de deux genres de médias locaux (radio, télé, journal) desservant le même marché.
Canadá posee el sistema de radiodifusión más complejo del mundo
• En 1979, había 982 estaciones de radio en Estados Unidos, mientras que en Canadá, con una población 10 veces menor, había 1045.
• En 1981, el número de estaciones de radio, en todo el país, era de 1.225.
• En 2013, el país sigue teniendo unas 1200 estaciones de radio.
• En 2017, había 952 estaciones de radio en Canadá, en comparación con 830 en 2007.
• Hoy en día, la radio canadiense abarca siete husos horarios.
• Se puede escuchar radio en una superficie de casi 10 millones de kilómetros cuadrados.
• CBC / Radio-Canada es el radiodifusor público de Canadá. (Radio y Televisión)
• CBC / Radio-Canada opera casi el 9% de los servicios de radio.
La Radio, en gran medida una creación canadiense
A diferencia de lo que afirman los viejos libros de historia, fueron los canadienses y no los italianos los que deben ser felicitados por la invención de la radio. En efecto, se determinó recientemente que el canadiense Reginald Fessenden (y no el italiano Guglielmo Marconi) fue el creador de la transmisión de radio.
Es cierto que, en 1901, Marconi hizo el primer enlace transatlántico telegráfico sin cable, desde la ciudad de San Juan, capital de la que se convirtió, posteriormente, en la provincia canadiense de Terranova. Sin embargo, un año antes, Reginald Fessenden, un inventor canadiense, había comenzado a poner a punto la primera verdadera transmisión de ondas de radio.
Inicialmente, transmitió el sonido de una voz a una distancia de 80 kilómetros. Seis años más tarde, en 1906, repitió la hazaña logrando una distancia sorprendente: la que separa Boston de la costa escocesa, es decir casi 5000 kilómetros. Fessenden tenía como objetivo convertir a Canadá en un centro mundial para la transmisión radiofónica de largo alcance. Sin embargo, fue Marconi, quien contaba con un mayor apoyo político, quien obtuvo del gobierno canadiense el derecho exclusivo de construir las primeras estaciones de radiodifusión del país.
Hasta hace poco, el nombre de Fessenden y su papel como precursor de la radio eran casi desconocidos, incluso para los canadienses.
Para leer
Allô j’écoute ? Les 125 ans de Bell Canada – McCord Museum
http://www.mccord-museum.qc.ca/scripts/printtour.php?tourID=VQ_P4_2_FR&Lang=2
75 ans de radiodiffusion au Canada
(75 años de radiodifusión en Canadá)
En los años 50, el gobierno canadiense cuidaba el desarrollo de la televisión en Canadá, con una idea muy clara: debía servir como muralla cultural contra las influencias mediáticas estadounidenses. Incluso hoy en día, el gobierno vigila de cerca esta industria y legisla para que la televisión y la radio canadienses hagan contrapeso a lo que se difunde desde Estados Unidos.
No es fácil lograr este objetivo debido a que más del 85% de los canadienses vive en la parte sur del país. No es fácil impedir a las ondas estadounidenses atravesar la frontera. Sin embargo, la Ley Canadiense sobre la radiodifusión, de 1968, es muy explícita al respecto. Ese texto legal precisó que el sistema canadiense debe ser «poseído y controlado por canadienses con el fin de proteger, enriquecer y fortalecer la estructura cultural, política, social y económica de Canadá.»
Dos organizaciones importantes: Radio-Canadá y el CRTC
El espacio de teledifusión constituye un asunto político importante debido a que la radio y la televisión son dos poderosos factores de unificación de los ciudadanos. Es por ello que Canadá sigue financiando, a un gran costo, la red de televisión pública más grande de los países democráticos. Esa misma razón explica porqué el país decidió dotarse de una agencia estatal responsable de supervisar todo: el Consejo Canadiense de la Radiodifusión y de las Telecomunicaciones (CRTC).
Allí se decide casi todo: desde los asuntos relacionados con la calidad de la programación y las emisiones (lo que algunos llaman el buen gusto en la antena) hasta la identidad de las personas que tienen derecho a poseer las estaciones de difusión. Además, también se ocupa de la cantidad de empresas de radiodifusión y telecomunicaciones, de su lugar de ubicación y de las condiciones en las que pueden ser explotadas.
Ese inusitado grado de control, a veces criticado y a menudo debatido, parece reflejar la importancia que los canadienses dan a algunas herramientas de desarrollo y bienestar, que quieren mantener a salvo de las fuerzas brutales del capitalismo.
Resumiendo, es tan importante contar con medios de comunicación típicamente canadienses, que reflejen los valores del país, como disfrutar de un sistema gratuito de salud. Esos podrían considerarse como pilares, sobre los que reposa la identidad canadiense.
Medidas coercitivas para proteger a los canadienses de los estadounidenses
En 1971, el CRTC impuso normas y porcentajes de contenido canadiense para la música popular. Estas políticas siguen siendo la piedra angular de la reglamentación canadiense en materia de radiodifusión.
En 1998, las normas fueron reforzadas. El mínimo semanal de música canadiense pasó del 30 al 35 por ciento para la radio anglófona y de 55 a 65 por ciento para la radio francófona.
En la televisión, los difusores deben privilegiar, en la grilla de programación de las horas de mayor audiencia, los también llamados horarios estelares, las emisiones canadienses. Hasta ahora, el CRTC considera que su régimen de vigilancia de las telecomunicaciones ha tenido éxito. Los programas que tienen mayor audiencia son canadienses. Las emisiones anglófonas canadienses que presentan dramas son más accesibles y más escuchadas que en el pasado.
Después de la amenaza de la televisión estadounidense, el peligro de Internet a nivel mundial
En la segunda década de este siglo XXI, el activo medio de las comunicaciones canadienses se ha vuelto más complejo y cargado. El asunto es saber si los medios de comunicación canadienses siguen teniendo la capacidad de contribuir a una identidad nacional distinta de la de Estados Unidos. Por extensión, se trata también de saber si los francófonos de Canadá pueden preservar su identidad en un mundo que es cada vez más anglófono. La efervescencia tecnológica transforma constantemente las prácticas de difusión y hace que las fronteras culturales sean cada vez más permeables.
El siguiente capítulo de la afirmación de la identidad canadiense se jugará, sin duda, en Internet. Lamentablemente, el CRTC no tiene mucho poder de jurisdicción sobre esta herramienta de transmisión de la cultura.
Se ha criticado mucho al CRTC, recientemente, comenzando por el gobierno canadiense, por que intentó tomar algunas decisiones en dominios en los que los intereses y las necesidades de los internautas canadienses eran subestimados.
Esa falta de contacto entre Internet y los responsables del CRTC representa un vació potencialmente importante. La Web, que progresa a la velocidad de la luz, es actualmente el medio de comunicación preferido por los jóvenes canadienses que quieren informarse.
Para mantenerse informado sobre las nuevas tecnologías, Canadá intenta transmitir un mensaje claro sobre la adopción de una estrategia nacional para facilitar el acceso de los canadienses al Internet de alta velocidad.
• 6 de septiembre de 1952: primera difusión de una emisión de televisión en Canadá realizada por la estación CBFT-Montreal de Radio-Canada.
• 1 de julio de 1966: llegada de la televisión en color a Canadá.
Una tecnología como Internet, capaz de conectar fácilmente a comunidades rurales separadas por kilómetros de distancia, es de una importancia crucial en un país tan grande como Canadá.
En pocos años, la web se convirtió en la principal área o zona pública en la que todo se transmite y todo es accesible.
En el ámbito de Internet, los canadienses fueron considerados como de primera clase.
En la década del 90, cuando Internet se volvió accesible en todo el mundo, para el gran público, Canadá se destacó. Inicialmente, la navegación en la red se hizo lentamente, después se pasó a una etapa de más confianza gracias a que ya se contaba con una formidable red de transmisiones telefónicas, considerada como la más grande del mundo. Un poco más tarde, a finales de 1990, la web llegó al Gran Norte del país utilizando las antenas de transmisión de los satélites canadienses que rodean el planeta, desde hace mucho tiempo.
Por eso, nadie se sorprendió al ver que Canadá era líder mundial en cuanto a la penetración de Internet.
En ese momento, se informó que los canadienses eran los ciudadanos más conectados del planeta: más de 7 de cada 10 adultos accedían a él todos los días. Canadá, el mejor de la clase, estaba incluso por delante de Estados Unidos y Japón en este aspecto. La noticia dio vuelta por todo el mundo… a través de la web.
Internet, más popular que la televisión
Tanto en sus inicios como ahora, la web canadiense obtiene su fuerza de los consumidores. Los canadienses se impregnan de esta tecnología como si fueran un papel absorbente. En 2009, por primera vez, los habitantes de Canadá pasaron más tiempo navegando en Internet que viendo televisión. Según las estadísticas, estuvieron más de 18 horas en línea, por semana, mientras que sólo miraron la televisión durante 17 horas, en ese mismo lapso. En 2019, los canadienses pasaban una media de 5,5 horas al día utilizando Internet.
Lo menos agradable del servicio Internet en Canadá
Los canadienses piensan que perdieron una gran parte del impulso inicial y de los importantes resultados que obtuvieron cuando Internet llegó al país. Ellos consideran que los proveedores canadienses de Internet son los responsables de esta situación.
La falta de competencia entre los proveedores de esos servicios contribuye a mantener los precios altos y limita los progresos tecnológicos.
En general, los canadienses pagan mucho más que otros para tener acceso a la web, se ven obligados a navegar mucho más lentamente y están sujetos a más restricciones. En 2010, un paquete de servicios que incluía Internet de alta velocidad, televisión numérica y teléfono, costaba casi dos veces y media más caro en Quebec que en Francia. En 2019, los canadienses pagaron un promedio de $250 por mes por sus telecomunicaciones. Los teléfonos fijos y móviles, Internet, el cable, las plataformas digitales, todos ellos siguen siendo muy caros en Canadá.
Precios muy altos
En 2010, en los países miembros de la OCDE, el precio promedio de un megabit, por segundo, era de 12 $ estadounidenses. Sin embargo, los canadienses pagaban de 3,85 a 110,51 dólares estadounidenses por megabit. (De 3 a 81 euros). De la treintena de países observados, sólo México y Finlandia tenían precios más altos.
Sin embargo, la situación está mejorando. Los precios mensuales observados en todo el país para los servicios inalámbricos, Internet, televisión y telefonía residencial en 2018, por ejemplo, fueron en promedio 11% más bajos que los observados en 2016, con la mayor reducción de precios en el mercado móvil inalámbrico. Según el análisis de los cuatro paquetes móviles presentados en el informe de la CRTC, los precios bajaron un promedio del 28% entre 2016 y 2018, siendo el descenso más significativo el de los servicios con al menos cinco gigabytes de datos. Por ejemplo, el precio medio mensual de un servicio móvil con un número ilimitado de llamadas y mensajes de texto, así como cinco GB de datos, cayó hasta un 35% en 2018, de 78,36 dólares en 2016 a 51,05 dólares en 2018.Para las velocidades objetivo del servicio de banda ancha del CRTC de 50 megabits por segundo (Mbps) para las descargas y 10 Mbps para las cargas, el precio mensual promedio reportado disminuyó en un 3,2%, de $82,05 en 2016 a $79,40 en 2018. (Fuente: CRTC)
Para leer
Payons-nous plus cher qu’ailleurs pour accéder à Internet? – Radio-Canada
(¿Pagamos más que en otros lugares para acceder a Internet? – Radio-Canadá)
https://ici.radio-canada.ca/nouvelle/1007292/prix-acceder-internet-consommation-crtc
De quoi aura l’air Internet dans le futur? – Radio-Canada
¿Cómo será Internet en el futuro? – Radio-Canadá
En el año 2006, los canadienses asistieron a una verdadera primicia tecnológica en América del Norte: se podía acceder a Internet en los trenes canadienses. La compañía Via Rail puso la tecnología Wi-Fi (inalámbrica) a disposición de sus pasajeros.
El servicio de conexión inalámbrica a Internet fue, inicialmente, ofrecido en el trayecto que mueve más pasajeros en Canadá: la ruta Montreal- Toronto. Después, se extendió rápidamente a otros destinos.
Hoy en día, en Canadá, se ofrece la conexión inalámbrica a los viajeros en los principales centros de transporte como los aeropuertos.
7 de cada 10
En 2019, el 67% de los usuarios de Internet canadienses utilizaban los medios sociales. Tienen un promedio de 6,8 cuentas en las redes sociales.
Los medios sociales son más populares entre los canadienses de 25 a 34 años de edad (26%), tanto mujeres como hombres en este grupo de edad: YouTube (84%) y Facebook (80%) son los medios sociales más populares en Canadá y, de hecho, Canadá tiene el porcentaje más alto de usuarios de redes sociales.
Traducción realizada con el traductor www.DeepL.com/Translator